Cuando desarrollamos un proyecto debemos determinar varios puntos importantes para plantearlo, analizarlo, desarrollarlo e incluso ejecutarlo debidamente.
Específicamente en un proyecto de diseño siempre tendremos puntos importantes que deberemos recolectar antes de iniciar.
Nombre o título: Informa precisamente de qué se trata el proyecto a desarrollar, algunos pueden ser breves y otros extensos, dependiendo de la complejidad para comprenderlo.
La temática: Define e indica el tema general del proyecto o investigación, puede ser general o específico y es el punto de partida para iniciar el desarrollo en el camino correcto.
Descripción: Explica en detalle y clasifica directamente el proyecto que se desarrollará, brinda información generalizada de idea, objetivos, metas e importancia del tema a tratar definiendo si se refiere a investigación, análisis, diseño, programación, etc.
Problema: Al identificar o plantear un problema que debemos solucionar, empezamos a generar automáticamente ideas enfocadas a resolver algo especifico dentro de la temática que hemos seleccionado.
Idea: Se crea para definir la forma en la que se solucionará el problema, se desarrollara el proyecto o se pondrá en acción. La idea suele darle sentido al proyecto porque crea el camino a seguir en investigación, conceptualización y resultado gráfico.
Objetivos: Es el fin que se quiere alcanzar o los resultados que esperamos obtener.
Cuando tenemos todos estos puntos claros, es fácil avanzar a la siguiente etapa: crear un concepto para nuestro proyecto.
Para lograrlo, dentro del proceso de diseño se realiza un sub-proceso llamado conceptualización, que se convierte en el punto de partida para definir el concepto.
El proceso de conceptualización se refiere a la acción de conceptualizar.
Conceptualizar significa reducir algo a un concepto o representación mental.
Concepto es la representación mental asociada a una idea que se quiere comunicar o transmitir.
El concepto permite que el diseño pueda comunicar efectivamente
Durante el proceso de conceptualización se realizan procesos de reducción y multi-perspectiva para analizar la idea principal del proyecto, y así poder derivar conceptos que se pueden asociar a esta idea y que también nos sirven para orientar el diseño del proyecto desde el aspecto gráfico y estilístico, con objetivo de facilitar la construcción de todos los elementos de diseño que estarán involucrados en la solución visual del proyecto.
Un concepto permite dotar de unidad y características únicas a la apariencia de una pieza o proyecto porque no solo define características importantes que deben estar presentes en la solución gráfica, sino que también tiene relación con la idea principal del proyecto; esto se traduce a un acierto total entre el objetivo de comunicación, información y visualización de cualquier pieza o producto.
El concepto es la esencia y el alma del proyecto y se crea para potenciar la Comunicación Gráfica, transmitiendo adecuadamente la idea.
Para el proceso de conceptualización hay varias técnicas que podemos utilizar, entre ellas están:
1. Lluvia de ideas: con este proceso se busca obtener el mayor número de ideas que nos sea posible en relación a la idea, tipo, características y objetivos del proyecto. La lluvia de ideas debe ser controlada y específica para evitar generar ideas que no tienen relación ni aporten significativamente a la búsqueda del concepto.
2. Multi-perspectiva: es una técnica muy eficaz para la generación de conceptos porque nos ayuda a ver las ideas, palabras u otros conceptos desde diferentes perspectivas para derivar interpretaciones y significados poco comunes del concepto, idea o palabra que hemos seleccionado.
3. Moodboard (o muro de inspiración): tiene varios usos durante el proceso de diseño, pero si se utiliza en una etapa temprana, sirve para representar visualmente la idea del proyecto, esto permite que analicemos a profundidad el significado de la idea y podemos generar conceptos para el diseño gráfico de nuestro proyecto o pieza.
Cuando obtenemos ideas suficientes que consideramos pueden ser nuestro concepto se debe realizar un proceso de análisis enfocado en conocer esa palabra, conjunto de palabras o frase que creemos que representa adecuadamente el proyecto.
Al investigar podremos conocer características, significados, referencias, similitudes, o simplemente extraer lo esencial de este concepto para traducirlo a resultados gráficos.
Esta traducción de concepto a elementos gráficos resulta en la selección de la paleta cromática, clasificación tipográfica, tipos de formas, tipos de texturas, estilos o tendencias de diseño, estilos fotográficos y recursos gráficos como ilustraciones e iconografía.
El racional es simplemente la explicación del concepto que hemos definido y sirve para expresar: el por qué de la selección del concepto, su significado, su relación con la idea del proyecto y su traducción a elementos gráficos y estilísticos que serán los que representen visualmente todo el proyecto.
A partir de la redacción del racional y esa traducción visual, se puede crear un Moodboard que reúna todos estos elementos gráficos y los presente como un conjunto luego de un proceso de depuración y análisis cualitativo de cada elemento para seleccionar la representación adecuada.
Ahora ya tendremos el concepto definido y podremos seguir por el camino correcto la bocetería y todo el proceso diseño hasta el resultado final, porque ahora ya tendremos totalmente claro el resultado que buscamos y evitaremos dar giros sin salida al proceso de bocetería o resultados que no tiene ninguna esencia o fundamento.
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